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Estereotipos sobre la sexualidad en la adultez mayor: un análisis desde la perspectiva de género[1]
Jorge García- Villanueva[2]
Universidad Pedagógica Nacional, México
E-mail: jvillanueva@upn.mx
Gabriela de Jesús Jiménez- Delgadillo[3]
Universidad Pedagógica Nacional, México
E-mail: a_cursocd15_gjimenez@g.upn.mx
Claudia Ivonne Hernández -Ramírez[4]
Universidad Pedagógica Nacional, México
E-mail: cihernandez@upn.mx
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García-Villanueva, J., Jiménez-Delgadillo, G. & Hernández-Ramírez, C. (2020). Estereotipos sobre la sexualidad en la adultez mayor: un análisis desde la perspectiva de género. Revista Electrónica en Educación y Pedagogía, 4(7, 27-38. doi: http://dx.doi.org/10.15658/rev.electron.educ.pedagog20.11040703
Recibido: diciembre 19 de 2019 / Revisado: febrero 5 de 2020 / Aceptado: junio 3 de 2020
Resumen: El objetivo de la investigación consistió en analizar los estereotipos en torno a la sexualidad en la adultez mayor de un grupo de egresados de la Licenciatura en Psicología Educativa de una universidad pública de la Ciudad de México. Se empleó una metodología cualitativa con un enfoque comprensivo-interpretativo. La técnica de recolección de información fue una entrevista semiestructurada y el instrumento una guía de entrevista; las preguntas estuvieron enfocadas en la sexualidad, los estereotipos, las percepciones sociales y las características de la adultez mayor. En el estudio participaron siete personas tres hombres y cuatro mujeres, con un rango de edad entre 22 y 35 años. Los hallazgos revelan que la sexualidad continúa siendo un tema tabú, y en la vejez se piensa que no existe manifestación alguna de índole sexual, porque es indecente y de mal gusto. Sin embargo, la propuesta está en comprender que la sexualidad no es única y homogénea, sino que es influenciada por distintos factores, los cuales condicionan las múltiples representaciones que circundan en el imaginario colectivo y conforman subjetividades particulares.
Palabras clave: Creencias, estereotipos, percepciones sociales, sexualidad, vejez (Tesauro).
Stereotypes about sexuality in old age: a gender analysis
Abstract: The objective of this research was to analyze the stereotypes around sexuality in old age of a group of alumni of the B.A. in Educational Psychology in a public university in Mexico City. A qualitative methodology was used with a comprehensive-interpretive approach. The data collection technique was a semi-structured interview and the instrument an interview guide; the questions focused on sexuality, stereotypes, social perceptions and the characteristics of old age. The study involved seven people, three men and four women, their ages ranged between 22 and 35 years. The findings revealed that sexuality remains a taboo subject, and it is thought that during old age there is no manifestation of a sexual nature, because it is indecent and inappropriate. However, this proposal is to understand that sexuality is not unique and homogeneous, but it is influenced by different factors, which control multiple representations that surround the collective imagination and create particular subjectivities.
Keywords: Beliefs, stereotypes, social perceptions, sexuality, old age (Thesaurus).
Estereótipos sobre a sexualidade na idade adulta: uma análise a partir da perspectiva de gênero
Resumo: O objetivo desta pesquisa foi analisar os estereótipos em torno à sexualidade na idade adulta de um grupo de graduados do Bacharelado em Psicologia Educativa de uma universidade pública da Cidade do México. Foi utilizada uma metodologia qualitativa com um enfoque compreensivo-interpretativo. A técnica de coleta da informação foi uma entrevista semiestruturada e o instrumento uma guia de entrevista; as perguntas estiveram focadas sobre a sexualidade, estereótipos, percepções sociais e características da idade adulta. Participaram do estudo sete pessoas, três homens e quatro mulheres, com idade entre 22 e 35 anos. Os achados revelam que a sexualidade continua sendo um assunto tabu, e na velhice pensa-se que não há manifestação de natureza sexual, por ser indecente e de mau gosto. No entanto, a proposta é compreender que a sexualidade não é única e homogênea, mas é influenciada por diferentes fatores, que condicionam as múltiplas representações que circundam o imaginário coletivo e constituem subjetividades particulares.
Palavras-chave: Crenças, estereótipos, percepções sociais, sexualidade, velhice (Tesauro).
Introducción
El ser humano es un ser sexuado y la sexualidad no solo posee una connotación física, sino que es una forma de interrelación humana; la sexualidad está vinculada con la capacidad de ser, pensar, actuar y sentir placer; el desarrollo sexual comienza antes del nacimiento y, como tal, permanece a lo largo de la vida hasta la vejez (Quevedo, 2013). En la actualidad, se siguen internalizando modelos de la figura corporal joven como atractivo sexual, un ejempo son las siluetas esbeltas y delgadas en las mujeres, tomado como prototipo de un estándar de belleza, en contraste con el aspecto físico en la vejez, que se observa sin ningún atractivo e, incluso, se ve con repulsión; esto hace que las personas ancianas vean negativamente su cuerpo y, en ocasiones, condicionen su conducta sexual, por sentirse poco atrayentes y sin posibilidad de despertar deseos sexuales en los demás (Cayo, Flores, Perea, Pizarro y Aracena, 2003).
El comportamiento sexual humano no es igual en todas las personas, ni en diferentes lugares, porque está moldeado por la cultura y las normas que se van transmitiendo de generación en generación, además de que la vida sexual está permeada por el aprendizaje que se produce en el contexto social y por las experiencias personales. Y cuando se habla de sexualidad en la vejez, es necesario comprender que la sexualidad y la reproducción no mantienen una asociación directa, sino que coexisten otros elementos para abordar la sexualidad en la tercera edad (Esguerra, 2007). Tampoco existe una determinación biológica que defina la subjetividad, ni los roles sociales, las emociones y los sentimientos (Rodríguez, 2020).
Así entonces, es la sociedad la que asigna roles a hombres y mujeres por ciertas condiciones biológicas, y desde el género se visibilizan los significados sobre las relaciones sociales y procesos de identidad organizados en torno a las diferencias anatómicas y fisiológicas, a través de la repetición de prácticas y modos de actuar cotidianos (masculinos o femeninos), que se desprenden de un marco de valores, símbolos y representaciones que reafirman la diferencia sexual y se configuran en un momento y tiempo determinado y específico (Sánchez, 2011).
En este sentido, el propósito de la investigación está enfocado en analizar los estereotipos en torno a la sexualidad en la adultez mayor de un grupo de egresados de la Licenciatura en Psicología Educativa de una universidad pública de la Ciudad de México.
La estereotipia en torno a la sexualidad en la adultez mayor
La sexualidad y el placer sexual son negadas en la infancia y en la vejez, porque se piensa que no existen en esas etapas y ambos términos se reducen a la reproducción humana. Llanes (2013) menciona que persisten las actitudes de rechazo y cualquier manifestación de índole sexual en la vejez, la sociedad la ignora. Los prejuicios hacia la sexualidad en la vejez, incurren en generalizaciones excesivas y constituyen actitudes que están relacionadas con los sentimientos negativos que las personas construyen de este grupo poblacional.
De acuerdo con Hilton & Von Hippel (1996), los estereotipos son estructuras cognitivas socialmente percibidas, cuya función es procesar información acerca del mundo exterior, de personas, cosas, animales y situaciones. Por su parte, Lippmann (1922) señala que los estereotipos están conformados por ideas y actitudes sobre características de un determinado grupo social o una persona, que permiten generar o crear una representación mental profundamente arraigada en el pensamiento humano, a tal punto que se adopta como parte de la naturaleza.
Ashmore & Del Boca (1981) establecieron características específicas sobre los estereotipos, entre las que se destacan:
- Son permanentes y las personas que los poseen tienen una visión indiferenciada e inalterable, aunque tengan información que les plantee lo contrario.
- Son creencias populares.
- Son generalizaciones, creencias o ideas sobre un grupo de personas.
Se parte de que los estereotipos son construcciones que simplifican las cualidades de las personas, tienden a permanecer sin cambios y se comparten entre quienes se encuentran dentro un grupo social (efectos positivos y negativos), porque constituyen un tipo específico de esquema cognitivo (Allport, 1954).
A continuación, se presentan los elementos que componen a los estereotipos, de acuerdo con el planteamiento de Walter Lippmann (véase Figura 1).
Figura 1. Componentes de los estereotipos.
Fuente: Adaptación propia de Lippmann (1922) y Suriá (2010).
La sexualidad humana, durante largo tiempo se ha relacionado, principalmente, con la genitalidad, dejando de lado los aspectos psicosociales (Osborne & Guasch, 2003). Según Quiroz (2007), la sociedad relaciona el término con tener relaciones sexuales, remitiéndose únicamente a la respuesta sexual de su cuerpo y no a la gama de factores y aspectos que conforman la sexualidad humana.
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2002) plantea que la sexualidad es un aspecto central del hecho de ser humano, y abarca el sexo, las identidades, los roles de género, la orientación sexual, el erotismo, el placer, la intimidad y la reproducción. No solo deriva de un impulso biológico, sino que posee una serie de significados que la transforman en una dimensión de la conducta y la subjetividad humana, influida y sometida a lo largo de toda la vida a la acción de la cultura (Cayo, Flores, Perea, Pizarro y Aracena, 2003).
Por lo tanto, la sexualidad está influida por la interacción de factores biológicos, psicológicos, sociales, económicos, políticos, culturales, éticos, legales, históricos, religiosos y espirituales (Hajjar y Kamel, 2003; Quiroz, 2007 y Rubio, 2014), y es un fenómeno que se ha ido condicionando históricamente en cada sociedad (Pagola, 1999). La sexualidad es un campo de análisis multidimensional, que inicia su ciclo con el nacimiento de una persona (Eisler, 2000), continúa en la infancia (Freud, 1967) y adolescencia, alcanza su clímax en la adultez temprana y en la tardía (Franco, 2009), para finalizar con la muerte del sujeto (Cayo, Flores, Perea, Pizarro y Aracena, 2003). La sexualidad va cambiando en cada etapa y se centra en diferentes aspectos, sin perder de vista el placer y el disfrute ligados a ella (Murillo y Rapso, 2007; Martín, Rentería y Sardiñas, 2009). El estudio sobre la sexualidad se ha centrado, preponderadamente, en la reproducción de la especie humana desde el planteamiento católico (Lipp, 1991), desde esa perspectiva, la práctica sexual en la vejez se ignora y resulta inapropiada.
El rechazo de la sexualidad en la vejez forma parte de un estereotipo culturalmente difundido y arraigado, el cual pretende ridiculizarla y situarla en un espectro aberrante, feo, débil, desgraciado e impotente (González, Núñez, Hernández y Betancourt, 2005); además, se difunde la idea de dejar las manifestaciones sexuales en el pasado como parte de un recuerdo que solo tiene cabida en la memoria. Al respecto Martín, Rentería y Sardiñas (2009) comentan que la sociedad ha alimentado una serie de mitos y estereotipos negativos acerca de la sexualidad en la vejez, por lo que la presión social apunta a desexualizar a las personas longevas de quienes generalmente se espera que cumplan con la imagen idealizada de dedicarse a cuidar a los nietos o al esparcimiento monótono, es decir, la edad pasiva, donde las pasiones no tienen lugar porque quienes las viven, con frecuencia son etiquetados como viejos verdes, chivos viejos o viejos sucios.
Desde esta perspectiva, el vigor de los hombres jóvenes es considerado lascivia en los viejos y la pasión femenina adopta una tonalidad de locura, esto es, de una vieja loca; estos mitos denigran y reproducen la idea de que no existe la sexualidad en la adultez mayor, porque son seres asexuados, desprovistos de deseos y de vida sexual e inapetentes (Hammond, 1991; Montoro, 1998; Molina, 2000; Bozon, 2002; Victoria, 2004; Iacub, 2006 y Brenes, 2007). La sociedad ha adoptado esa visión y la ha sostenido como una consigna fija e inamovible, que se asume sin oposición (Mishara y Riedel, 1986).
De acuerdo con diversas investigaciones (Kuhn, 1976; Hammond, 1991; Ramos y González, 1994; Victoria, 2004; Nina Estrella, 2005 y Vázquez, 2006), la sexualidad en la adultez mayor se puede resumir en los siguientes estereotipos:
- La sexualidad no es importante en la vejez.
- Es indecente y de mal gusto que las personas viejas manifiesten deseos sexuales.
- Los adultos mayores no tienen capacidad fisiológica que les permita tener conductas sexuales.
- La actividad sexual es inadecuada para los viejos.
- A los ancianos no les interesa tener relaciones sexuales.
- Los ancianos que tienen interés en las relaciones sexuales son perversos, rabo verdes y puercos.
- Viejo lúbrico; vieja desvergonzada.
- La actividad sexual ya no les corresponde a los adultos mayores.
Metodología
La metodología empleada en la investigación fue cualitativa (Taylor y Bogdan, 1987) con un enfoque comprensivo-interpretativo (Ortiz, 1997), el cual tiene como objetivo comprender una realidad desde los significados de las acciones humanas y de la vida social; la técnica fue la entrevista semiestructurada (Kvale, 2011) y el instrumento una guía de entrevista; las preguntas se enfocaron en la sexualidad, los estereotipos, las percepciones sociales y las características de la adultez mayor.
Los participantes fueron siete egresados -tres hombres y cuatro mujeres-, con un rango de edad entre 22 y 35 años, de la carrera en Psicología Educativa, provenientes de una universidad pública ubicada al sur de la Ciudad de México. Los detalles de cada participante se muestran a continuación (véase la Tabla 1).
Tabla 1
Características de las personas participantes
Seudónimo |
Edad |
Ocupación |
Alcaldía |
Generación |
Trabaja con adultos mayores |
Jesús |
23 años |
Asistente de investigación |
Álvaro Obregón |
2012-2016 |
No |
Karen |
24 años |
Tutora en una institución pública |
Valle de Chalco |
2011-2015 |
No |
Karla |
29 años |
Tutora de estudiantes de maestría |
Naucalpan |
2011-2015 |
No |
Jaqueline |
27 años |
Estudiante |
Valle de Chalco |
2013-2017 |
No |
Pablo |
30 años |
Mercaderista |
Tlalpan |
2010-2014 |
No |
Rodrigo |
35 años |
Psicólogo/terapeuta |
Iztapalapa |
2011-2015 |
Ocasionalmente |
Soraya |
30 años |
Administrativo |
Tlalpan |
2011-2015 |
De manera indirecta o esporádicamente |
Fuente: Autoría propia.
Resultados y discusión
Las categorías de análisis se retomaron de los componentes que comprenden los estereotipos, de acuerdo con la propuesta de Walter Lippmann (componentes cognitivos, emocionales y conductuales) expuesta en el planteamiento teórico.
Categoría: Componentes cognitivos
Por sexualidad, eh, pues en la parte biológica lo que son los caracteres, ya digámosle macho, hembra y en la parte social a todas estas interacciones que se pueden dar entre hombres, dos hombres, dos mujeres u hombre-mujer, con infinidad de placer, también abarca otras cosas, o sea, por lo pronto, como igualdad de coitabilidad; pero en lo amplio, es como el autoconocimiento de la propia persona, de su cuerpo, de su gusto, de sus atracciones, de la parte física y de la parte emocional, un poco más amplio
En el caso de los hombres, quizás si justamente por estos problemas de la erección, pues que ya surgen ahora, a partir de los 30 o 40 años, quizás es un poco más complicado, pero en el caso de las mujeres no, de hecho, en algunas revistas que he leído por ahí, obviamente serias, pues el erotismo de la mujer aumenta con la edad (Jesús, comunicación personal, 2018).
Pues que puede ser libre y que cada uno lo puede ejercer en el momento que quiera ¿no? tiene que ver con el género, lo que te define como mujer u hombre, independientemente de la preferencia sexual (Karen, comunicación personal, 2018).
Los argumentos de Jesús y Karen reflejan desconocimiento de lo que es la sexualidad, el sexo y el género; las explicaciones provienen de una serie de creencias e ideas acerca de lo que consideran como sexualidad en la vejez. Sin embargo, la sexualidad es un aspecto central del hecho de ser humano y abarca el género, el placer, la intimidad y el erotismo (Rubio, 1994 y OMS, 2002).
Eh, bueno, para mí la sexualidad gira en torno a conocer, eh, tu cuerpo, a conocerte a ti mismo en cuestión de percepción, emocional, eh, de lo que te gusta y de lo que eh, estás dispuesto a permitir en la sexualidad sin que transgredan tu parte emocional.
Claro que tienen sexualidad no porque, eh, las mujeres tengan menopausia, no porque los hombres tengan dificultades para tener una erección o algo, no quiere decir que no tengan sexualidad. La sexualidad conlleva todo un eje en relación con el cuerpo, no nada más es sexual el coito o terminar en la penetración, sino que hay muchas maneras de ejercer la sexualidad, en caricias, en momentos, en disfrutes; creo que la sexualidad, eh, permea todas nuestras etapas de la vida (Soraya, comunicación personal, 2018).
Bueno, pues, la sexualidad es como una práctica común entre personas que tienen, pues como un aprecio, un cariño, un amor, si tú quieres ¿no?, bueno, pero es que también yo me hago esa pregunta, porque hay personas que tienen una vida sexual y no precisamente porque amen a alguien ¿no? Es como para experimentar los sentimientos que produce esa sensación ¿no? de cuando tienen una relación sexual (Pablo, comunicación personal, 2018).
Soraya y Pablo consideran que la sexualidad en la adultez mayor implica el disfrute y el autoconocimiento entre las personas (Rubio, 2014); y de acuerdo con Hajjar y Kamel (2003), la sexualidad es un motor para las relaciones interpersonales, el autoconcepto y la integridad.
Mmm, pues que pueden expresarla libremente, es como te decía, muchos le ven como que esa desventaja ¿no? hacia una persona adulta o a la vejez, pero (…) pues es cuando ya no se preocupan de tener hijos o no tener (en el caso de las mujeres), ¡bueno! en el caso de los hombres, pues sí ¿no? porque reproducen toda su vida, pero en el caso de las mujeres ya la vives [sexualidad] con más plenitud, porque ya no tienes que utilizar condón o ya no tienes que a lo mejor tomar pastillas para tener un control prenatal o natal más bien ¿no? (Jaqueline, comunicación personal, 2018).
Jaqueline menciona que la sexualidad en la vejez es una etapa con mayor plenitud para quienes la viven, porque ya no se preocupan por el uso de preservativos ni por embarazos, aunque enfatiza que los hombres aún pueden reproducirse a diferencia de las mujeres. Nuevamente, se enfatizan estereotipos que revelan gran desconocimiento y prejuicios.
Pues que está ¡chido! que sigan manteniendo su sexualidad, que la sigan disfrutando, no importa que ya estén grandes, lo que importa es que ellos se sientan bien con ellos mismos y que disfruten lo que ellos quieran (…) ¿no?, no se acaba [la sexualidad], no nada más es puro coito, que puede haber ciertos juegos o ciertas conductas, pues, incluso, yo siento que el baile es una conducta sexual ¿no? y que pues hay viejitos que todavía bailan ¿no? O hay personas que disfrutan su sexualidad de formas diversas, ya sea dependiendo de sus fetiches ¿no? (risas) (Rodrigo, comunicación personal, 2018).
Rodrigo alude a que ni la edad ni la etapa evolutiva son importantes para ejercer la sexualidad, ésta va cambiando en cada etapa del ciclo vital y se va resignificando, no es estática (Murillo y Rapso, 2007; Martín, Rentería y Sardiñas, 2009).
Categoría: Componentes emocionales
Lamentablemente, en mi caso, con las generaciones de mi padre y madre, hay mucho tabú, porque son personas que tienen costumbres muy arraigadas (…) el catolicismo en México es una religión predominante en este caso, entonces, lo conservador, la costumbre pues es un tabú muy fuerte en la sexualidad; sin embargo, creo que no todo es así, a lo mejor mis padres y mis abuelos no me inculcaron eso, pero algunos de mis familiares me inculcaron la sexualidad no como ese tabú sino como ese disfrute del cuerpo, experimentar tu cuerpo, conocerlo porque es importante respetarlo (Soraya, comunicación personal, 2018).
Los comentarios de Soraya denotan la gran influencia del discurso religioso sobre la sexualidad humana, como forma de conservarla en lo oculto y silenciar cualquier expresión que implique disfrute y autoconocimiento del cuerpo.
Sería bonito llegar a una edad adulta con una pareja en una relación estable y todo lo que conlleve una relación. Alegría y felicidad, porque también es una necesidad fisiológica y tienen derecho a seguir con su vida sexual (Karen, comunicación personal, 2018).
La emoción que expresa Karen refleja otra forma de entender la sexualidad en la adultez mayor.
Categoría: Componentes conductuales
Pues, fíjate que a veces me causaba gracia el ver a los hombres mayores en los bares con las chavitas ¿no? pagándoles las cosas y ellos tratando de ligarlas, pero ahora se me hace tan normal verlos, al igual que a las mujeres mayores.
Antes observaba, si trataba de ver qué onda, pero la neta, pues ya es algo normal en nuestra sociedad; regresando a las mujeres, hay algunas que se ven bien, que están conservadas a pesar de tener una edad grande, y es ¡chido! la verdad que continúen disfrutando eso, que sigan divirtiéndose, que cada vez haya más apertura en la sociedad y que nadie les diga nada (Rodrigo, comunicación personal, 2018).
Antes me daba pena, los veía [a los adultos mayores] y me volteaba y hacía gestos de asombro, pero ahora que convivo más con los amigos de mi abuela ya es algo normal; antes si los veía en los bares y pues si me daba pena, no se, como las chicas pues solo buscaban a los hombres mayores por el dinero, pero en la convivencia con el amigo de mi abuela eso ha cambiado. Entonces ya es algo normal, algunos te dan ternura verlos, puesto que están los sucios y los tiernos según la sociedad, cuando todos tenemos algo de los dos grupos ¿no? (Karla, comunicación personal, 2018).
Rodrigo y Karla manifiestan asombro ante la forma de cómo piensan las relaciones interpersonales que establecen las personas adultas mayores con otras de distintas edades. Después de comprobar que difiere del estereotipo que los participantes mantienen, lo modifican y establecen otra manera de dirigirse a este sector de la población.
Conclusiones
La vejez no es solo una etapa de la vida de acuerdo con un dato biológico o cronológico, ante todo, es una construcción social y cultural que adquiere forma en razón de la sociedad en la que se presente (Sánchez, 2011). A lo largo de la historia y de acuerdo con el contexto y la época, en cada cultura se han construido modos de ser mujer y hombre, de envejecer y de expresar la sexualidad.
De allí que, la sexualidad suele ser un tema tabú, y más si se retoma en la vejez, pues se considera que las personas mayores no son aptas para vivirla y mucho menos para disfrutarla tal como lo haría una persona joven (Cerquera, Galvis y Cala, 2012). Según Herrera (2003), en la sociedad mexicana existe un escaso conocimiento sobre la sexualidad humana. Y en el caso de la vejez, la existencia de manifestaciones sexuales de cualquier tipo es negada, se rechaza y se mira con repudio por gran parte de la sociedad (Llanes, 2013).
De acuerdo con lo encontrado en la investigación, los argumentos de las personas participantes evidencian creencias y conceptos erróneos, manifiestan una serie de estereotipos negativos con los cuales refieren que en la vejez no solo hay pérdidas en las capacidades durante esa etapa, sino desinterés en las relaciones sexuales, al pensar que decaen o desaparecen por completo (Puijalon y Trincaz, 1999).
Así mismo, las creencias están imbricadas entre los conceptos de sexo y género, imperan las ideas provenientes de las experiencias familiares o cercanas que se difunden en el lenguaje común de los diferentes grupos de socialización. En palabras de Lippmann (1922), es lo que usualmente se conoce como estereotipos; estos ejercen fuertes efectos en el pensamiento de las personas, porque implican generalizaciones sobre las características típicas o predominantes en quienes integran diversos grupos sociales con determinados rasgos particulares.
Es así como los estereotipos manifestados por las personas participantes influyen o determinan el autoconcepto y la autoimagen que tienen de sí mismas, así como también las expectativas de las personas en general, de conformidad con Ballesteros (como se citó en Colom, 1999). La representación social de la vejez tiene mucho que ver con el sistema de creencias y valores de cada cultura.
Además, es de anotar como las representaciones que se tienen y se espera de hombres y mujeres, repercuten también en la vejez, parten de un modelo heteronormativo y patriarcal instaurado como único y normal, el cual impone mandatos que se encuentran ligados a la educación, al contexto inmediato de la época y al discurso religioso de las culturas occidentales (Cremona, Oshimo y Torres, 2016). Este sistema posiciona a los hombres y a las mujeres con atributos determinados e inapelables, constituye lo pensado para un orden social vigente, el cual conforma lo normal que se espera que realicen las personas, sin objeción. Las construcciones de género también son prejuiciosas y tanto mujeres como hombres son inducidos a roles herméticos, que condicionan su comportamiento sexual (Murgieri, 2011), como se aprecia en los argumentos de la juventud entrevistada.
Históricamente, la sexualidad ha sido puesta en los discursos conservadores ligados al pensamiento judeo-cristiano, como un comportamiento cuya única finalidad es la reproducción. Se sabe, sin embargo, que la sexualidad implica distintas dimensiones y expresiones humanas que comprenden lo afectivo, lo sentimental y lo relacional, que siguen el curso de la existencia en el respeto del cuerpo y los aspectos peculiares presentes en cada fase de la vida (Llanes, 2013), mismos que pueden transformar la imagen devaluada de la sexualidad en la vejez, para tratar de adoptar una visión realista sobre el envejecimiento y concebir esta etapa con una mayor capacidad dialógica, creativa, con sabiduría, romance, alegría, pasión, admiración, lealtad y amor (Colom, 1999; Cerquera, Galvis y Cala, 2012). La vejez no es el final de la vida y tampoco de la sexualidad.
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[1] Artículo derivado del proyecto de investigación: Estereotipos sobre la sexualidad de adultos mayores en estudiantes de psicología, avalado y financiado por la Universidad Pedagógica Nacional.
[2] Doctor en Psicología, Universidad Nacional Autónoma de México. Profesor titular, Universidad Pedagógica Nacional. ORCID: https//0000-0003-4994-6756. E-mail: jvillanueva@upn.mx. Ciudad de México, México.
[3] Licenciada en Psicología Educativa, Universidad Pedagógica Nacional. ORCID: https://orcid.org/0000-0003-2986-9802. E-mail: a_cursocd15_gjimenez@g.upn.mx. Ciudad de México, México.
[4] Magister en Desarrollo Educativo, Universidad Pedagógica Nacional. ORCID: https://orcid.org/0000-0002-9207-2460. E-mail: cihernandez@upn.mx. Ciudad de México, México.