Comprensión de la cultura ambiental, desde una revisión documental de sus concepciones, especialmente en el contexto educativo[1]
Paola Viviana Cardona-Cerón[2]
Universidad Surcolombiana, Colombia
Catalina Trujillo-Vanegas[3]
Universidad Surcolombiana, Colombia
Esperanza López-Vázquez[4]
Universidad Autónoma del Estado de Morelos, México
Autor de correspondencia: paolaviviana.putumayo@gmail.com
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Cardona-Cerón, P., Trujillo-Vanegas, C. & López-Vázquez, E. (2024). Comprensión de la cultura ambiental, desde una revisión documental de sus concepciones, especialmente en el contexto educativo Revista Electrónica en Educación y Pedagogía, 8(15), 113-137. doi.org/10.15658/rev.electron.educ.pedagog24.08081507
Recibido: 16 de enero de 2024 |Revisado: 25 de marzo de 2024 |Aceptado: 30 de junio de 2024
Resumen: El presente documento de revisión documental, abordará la cultura ambiental desde una perspectiva que permite comprender la manera como ha sido contemplada en diferentes espacios, especialmente en los contextos educativos, y su relación con los jóvenes. Este estudio se realiza a partir de un análisis cualitativo y de dominio, empleando una matriz de revisión documental como instrumento, enfocada en la lectura y análisis de las comprensiones emergentes en los estudios e investigaciones relacionadas con la categoría cultura ambiental. Los hallazgos evidenciados en el presente artículo se organizaron en cuatro dimensiones: el índice o nivel de cultura o alfabetización ambiental, procesos de intervención tendientes al fortalecimiento del componente ambiental, factores asociados a la cultura ambiental y estudios sobre estrategias relacionadas con la formación y/o fortalecimiento de la cultura ambiental. De esta manera, se reconoce la cultura ambiental como una categoría transdisciplinaria que se refleja en los diversos contextos educativos, desde los estudios y los procesos de intervención que aportan a su construcción conceptual, al igual que, a partir de algunos factores que podrían limitar o potenciar su dinamización; también fue posible evidenciar la necesidad de articular todo aquello que se han venido adelantando al respecto, para robustecer el campo de la cultura ambiental, desde la educación ambiental.
Palabras clave: comprensión ambiental, cultura, educación ambiental, medio ambiente (Tesauros); estrategias educativas, factores (Palabras clave sugeridas por las autoras).
Understanding environmental culture: A documentary review of its conceptions, especially in the educational context
Abstract: This documentary review paper examines environmental culture from a perspective that considers its perception in various settings, especially in educational contexts, and its relationship with young people. The study employs a qualitative and domain analysis, using a documentary review matrix as an instrument to read and analyze emerging understandings in studies and research related to the category of environmental culture. The findings of this article are organized into four dimensions: the index or level of environmental culture or literacy, intervention processes aimed at strengthening the environmental component, factors associated with environmental culture, and studies on strategies related to the formation and/or strengthening of environmental culture. Thus, environmental culture is recognized as a transdisciplinary category reflected in different educational contexts, evidenced by studies and intervention processes that contribute to its conceptual construction, as well as factors that could limit or enhance its dynamism. Additionally, the need to integrate all ongoing efforts is highlighted to strengthen the field of environmental culture through environmental education.
Keywords: environmental understanding, culture, environmental education, environment (Thesauri); educational strategies, factors (Key words suggested by the authors).
Compreensão da cultura ambiental, a partir de uma revisão documental de suas concepções, especialmente no contexto educacional
Resumo: O presente documento de revisão documental abordará a cultura ambiental a partir de uma perspectiva que permite compreender como ela tem sido contemplada em diferentes espaços, especialmente nos contextos educacionais, e sua relação com os jovens. Este estudo é realizado a partir de uma análise qualitativa e de domínio, utilizando uma matriz de revisão documental como instrumento, focada na leitura e análise das compreensões emergentes nos estudos e pesquisas relacionadas à categoria cultura ambiental. Os achados evidenciados neste artigo foram organizados em quatro dimensões: o índice ou nível de cultura ou alfabetização ambiental, processos de intervenção voltados ao fortalecimento do componente ambiental, fatores associados à cultura ambiental e estudos sobre estratégias relacionadas com a formação e/ou fortalecimento da cultura ambiental. Assim, reconhece-se a cultura ambiental como uma categoria transdisciplinar refletida nos diversos contextos educacionais, a partir dos estudos e processos de intervenção que contribuem para sua construção conceitual, bem como, a partir de alguns fatores que poderiam limitar ou potencializar sua dinamização; foi também possível evidenciar a necessidade de articular tudo o que vem sendo feito a esse respeito, para fortalecer o campo da cultura ambiental, a partir da educação ambiental.
Palavras-chave: compreensão ambiental, cultura, educação ambiental, meio ambiente (Tesauros); estratégias educacionais, fatores (Palavras-chave sugeridas pelos autores).
Introducción
La crisis ambiental actual refleja las tensiones de comprensión relacional entre los seres que habitan el planeta tierra, reflejando así los estragos del sistema mundo moderno, en la misma línea del pensamiento de Leff (2004). El gran reto de los sistemas educativos frente a esta crisis es situar espacios dialógicos con las nuevas generaciones, para analizar las problemáticas existentes, proponer nuevas formas de racionalidad y relacionalidad ambiental, y asegurar que las voces de los jóvenes sean escuchadas. Esto permitirá unir esfuerzos para proyectar acciones desde el ámbito educativo que promuevan una cultura ambiental con una visión global sustentable, adoptando un enfoque amplio y no reduccionista.
El concepto de cultura ambiental recoge comprensiones desde dos perspectivas: la primera, desde la comprensión de la cultura como patrones o sistemas de conducta, artefactos y conocimientos que la gente, las sociedades o los grupos han aprendido o creado, en una organización de cosas y objetos, lugares y actividades, con su propio significado y desde sus expresiones (Ferrer et al., 2007; Spradley, 1970). La segunda, siguiendo la línea comprensiva de Corbeta (2019), que define el ambiente como “la relación entre sociedad y naturaleza” (p.3), esto, desde una amplia perspectiva, desde la complejidad de las relaciones diversas que se establecen. Precisando las líneas del pensamiento latinoamericano frente al ambiente, se vinculan el conocimiento tradicional sobre la naturaleza, la riqueza de los mitos indígenas y la valoración de la vigencia e importancia de la tecnología y de las formas de apropiación autóctonas de los recursos locales (Pacheco, 2005).
Se puede entonces precisar que, hablar de cultura ambiental, implica la comprensión de la relación establecida entre los seres humanos y el medio ambiente natural, situada en el desenvolvimiento de su cotidianidad, estableciendo creencias, costumbres, tradiciones y otras que permiten gestar una identidad desde un territorio (Bayón, 2006; Maturana, 1996; Miranda, 2013; Roque, 2003).
Este artículo presenta una revisión documental en torno a las concepciones y comprensiones de la cultura ambiental como categoría transdisciplinar del conocimiento, especialmente en la relación que involucra a jóvenes en contextos educativos. También se organiza en cinco momentos. El primero comienza con esta breve presentación de la temática a abordar. El segundo, con la metodología empleada en la revisión de los documentos. El tercero, con los resultados a partir de la utilización de una tabla que sintetiza información de los documentos revisados en torno a la categoría cultura ambiental, para su análisis y comprensión desde las dimensiones identificadas y los aspectos que surgen alrededor de estas. El cuarto, contiene la discusión donde se interpreta y visibiliza los hallazgos de cada una de las investigaciones rastreadas. El quinto, contempla las conclusiones a las que llegaron los diferentes estudios o investigaciones, evidenciando las falencias y/o vacíos en cuanto a lo relacionado con los procesos de construcción de cultura ambiental, al igual que la oportunidad de avanzar en investigaciones con jóvenes dentro de los contextos educativos.
La metodología utilizada en la presente revisión documental, parte de las comprensiones cualitativas (Creswell, 2009) que buscan indagar, interpretar y reflexionar sobre investigaciones y/o estudios relacionados con la categoría cultural ambiental. Se utilizó una matriz analítica de revisión documental para el acopio de información de 41 documentos, con búsqueda de palabras clave como: cultura ambiental, cultura ambiental en jóvenes y cultura ambiental en contextos educativos. Las fuentes recopiladas son artículos científicos y tesis de formación de diferentes países, desde el año 2000 hasta el 2023 y publicados en las bases de datos Scielo, Dialnet, ResearchGate, Redalyc, Platform & workflow by OJS/PKP, Google Académico y repositorios de algunas universidades, relacionadas con la categoría cultura ambiental, desde enfoques metodológicos como el cuantitativo, cualitativo, mixto y el paradigma crítico social.
Es importante recalcar que la cultura ambiental se ha ido configurando a raíz de la educación ambiental y de las diferentes comprensiones a través del tiempo; por ello, se recopila información en diferentes momentos, observando las transformaciones o similitudes con especial énfasis en los contextos educativos, dentro del periodo contemplado. Los criterios de inclusión considerados son todos aquellos relacionados con la visión de los jóvenes en cuanto al componente cultura ambiental, también a los procesos desarrollados en los contextos educativos en este tema; mientras que los de exclusión fueron aquellos de temporalidad.
La estructura de la tabla empleada para la elaboración de la matriz contenía, el título del artículo, tema, subtema, tipo de texto, referencias APA, DOI o URL, año de publicación, palabras clave, bases de datos, lenguaje, país, resumen, conclusiones, tipo de enfoque, paradigma, método, instrumentos de recolección de información, población de la investigación, muestra, ideas clave, notas y observaciones.
De esta primera matriz, se retoma información sobre los temas, subtemas e ideas clave del texto, notas y observaciones, para determinar las dimensiones en las cuáles se organizó la información y, de esta forma, se elaboró una segunda matriz de análisis. Las dimensiones se concretaron gracias a un término abarcador por el sistema de codificación de Spradley (1980), y así se relacionaron las ideas con aspectos comunes que permitieron conocer la cultura ambiental de los jóvenes en ambientes educativos.
A partir de esta revisión es posible visibilizar algunas dimensiones en las cuales la categoría cultura ambiental ha sido abordada, especialmente en los contextos educativos y por sus diferentes actores, desde las comprensiones que los investigadores le aportan a la categoría y las maneras de relacionar sus concepciones.
Resultados
La información recopilada alrededor de la categoría cultura ambiental en contextos educativos, desde el rastreo documental, permitió identificar cuatro dimensiones de análisis: 1) el índice o nivel de cultura o alfabetización ambiental, 2) procesos de intervención tendientes al fortalecimiento del componente ambiental, 3) factores asociados a la cultura ambiental y 4) estudios sobre estrategias relacionadas con la formación y/o fortalecimiento de la cultura ambiental.
A partir de este rastreo, se focalizaron 42 documentos que cumplieron los criterios indicados y se presentan a continuación en la tabla 1. En esta tabla se relaciona ciertas investigaciones dentro de cada dimensión, con el título de la investigación, el autor, el año, el país y nivel educativo (dentro del sistema educativo[5] [6]).
Tabla 1
Categorización de investigaciones asociadas a la categoría cultura ambiental
En las investigaciones rastreadas en la matriz general, y dentro de las cuatro dimensiones organizadas en la matriz específica, se evidenciaron los siguientes hallazgos:
● En la dimensión índice o nivel de cultura o alfabetización ambiental, se visibilizó como eje común, el análisis de las actitudes, los conocimientos y los comportamientos ambientales que permiten comprender cómo influyen o no estas dimensiones, al momento de demostrar cultura ambiental; se incluye en algunas de ellas, las comparaciones referentes a la zona de procedencia rural o urbana (Sosa et al., 2010; Abasto et al., 2020; Chulla, 2022), el género (Kibert, 2000; Issac et al., 2011; Montaño et al., 2014; Celdrán et al., 2018; Alarcón y Llorente, 2019; Blanco et al., 2019; Abasto et al., 2020; Chulla 2022), el nivel socioeconómico (Issac et al., 2011; Vacio, 2017), el tipo de establecimiento educativo, si es de carácter público o privado (Issac et al., 2011), y el grado escolar o programa de formación superior (Sosa et al., 2010; Issac et al., 2011; Orbegoso, 2017; Celdran et al., 2018; Alarcón y Llorente 2019; Abasto et al., 2020; Chulla, 2022). El nivel o índice de cultura o alfabetización ambiental puede verse como un valor, que intenta mostrar la interacción entre conocimientos, actitudes y comportamientos ambientales, no es un criterio universal, pero en cierta medida, revela aspectos de los jóvenes frente al ambiente.
● En la dimensión relacionada con los procesos de intervención o aplicación para el fortalecimiento de la cultura ambiental, se identificaron aquellos mediados por las TIC, como las investigaciones de Becerra y Valderrama (2017); Pascuas et al. (2021); Quijandría (2021); Yangali et al. (2021); Villafuerte (2020), procesos de intervención a través de la investigación desde problemáticas contextuales, relaciones con el entorno y la experiencia, como las investigaciones o estudios de Álvarez y Vega (2009); Anaya y Gómez (2020); Hernández et al. (2022); Luna et al. (2020); Yangali et al. (2021); procesos de intervención asociados a trabajo social, comunitario y/o con la familia, como las investigaciones o estudios de Paso y Sepúlveda (2018); Espejel y Castillo (2019); Maestre (2021); Zárate et al. (2013).
● En la dimensión factores asociados a la cultura ambiental, se destacan estudios sobre la relación de las actitudes y su influencia en los comportamientos, conductas y/o intenciones, como en los estudios de Ardines y Atencio (2022); Blanco et al. (2019); Castro (2001); Herrera et al. (2016); Miranda (2013); Spinzi et al. (2017); otro factor asociado al contexto educativo según Ccoyto (2018) es la valoración evaluativa (nota), como un elemento adicional que se asocia a comportamientos proambientales. Por otra parte, en los estudios de Favara y Moreno (2020) se encontró que los jóvenes apáticos a las problemáticas ambientales, a estar en contacto con la naturaleza y conocer sobre ella, son menos proclives a las conductas ambientales favorables y viceversa. Coral y García (2023), Correa et al. (2016) y Mera (2003), indican que otro factor determinante de la cultura ambiental es la forma como se ha dimensionado la educación ambiental en los contextos educativos, estos estudios revelan que ha tenido un alto grado de transmisión, sin reflexión ni análisis de las causas de las problemáticas ambientales y sus consecuencias, conllevando a una racionalidad instrumental del conocimiento ambiental, frenando en cierta medida, la generación de valores ambientales, impidiendo que el ser humano pueda ser comprendido como parte de un sistema, sistema que responde a las acciones que se ejercen sobre él.
● En la dimensión relacionada con los estudios sobre estrategias para fortalecer la cultura ambiental, es importante destacar que, según la investigación de Ñaccha (2020), la implementación regular del Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP), junto con los hallazgos de Ponce (2022) sobre la intervención mediante procesos de eduentretenimiento, contribuyen de manera significativa a la formación de una cultura ambiental. Asimismo, el trabajo con comunidades desde enfoques heurísticos, la interdisciplinariedad y la metodología cultural (Zárate, 2017), así como los PRAES, considerados una estrategia educativa transversal, tienen el potencial de potenciar dicha cultura ambiental. No obstante, de acuerdo con Bustamante et al. (2017), las instituciones educativas afrontan dificultades, como la falta de financiamiento, apoyo por parte de los directivos, tiempo, talento humano, seguimiento, desarrollo y evaluación; también, la escasa participación de la comunidad en el diagnóstico, son limitantes que impiden que estos procesos puedan generar compromiso ambiental que se vea reflejado en conductas ambientales.
Discusión
Las investigaciones relacionadas con los criterios de búsqueda indicados, muestran cómo la cultura ambiental ha sido estudiada, interpretada y comprendida desde diferentes contextos educativos, la determinación de un indicador que refleja un nivel de cultura ambiental, el trabajo con jóvenes, niños y los procesos de intervención a partir de las TICs, la investigación, el activismo ambiental escolar y comunitario. De esta manera, se puede apreciar que no existe una verdad única que determine una conceptualización o caracterización que le otorgue límites a su concepción; es por ello que, dentro de las dimensiones identificadas, se evidencia lo siguiente:
Índice o nivel de cultura o alfabetización ambiental
El índice o nivel de cultura o alfabetización ambiental, hace referencia a un valor numérico que refleja la existencia, ausencia o el grado de cultura ambiental de los implicados en las investigaciones, para este caso estudiantes, teniendo en cuenta tres componentes clave: los conocimientos, las actitudes y los comportamientos.
Por una parte, las actitudes referidas a los sentimientos favorables o desfavorables que se tienen hacia alguna característica del ambiente físico o hacia un problema relacionado con él (Holahan, 2012), serían un posible indicador que refleja el grado de valor que los estudiantes le confieren a la naturaleza, considerándolo desde sus propios sentimientos como favorable; por ello, dentro de la revisión, es el mejor evaluado.
Dentro de la evaluación del componente actitud, en algunos estudios (Kibert, 2000; Sosa et al., 2010; Issac et al., 2011; Herrera et al., 2016; Vacio, 2017; Celdran et al., 2018; Alarcón y Llorente, 2019; Blanco et al., 2019) se la refiere con una valoración aprobatoria, lo que indica que este componente es fuerte, que existen sentimientos favorables, que pueden conducir a la intención, la voluntad y la disposición positiva frente al componente ambiental.
Por otra parte, el conocimiento ambiental, catalogado por Febles (1999), como un proceso complejo del individuo, que incluye la obtención, el análisis y la sistematización de la información proveniente de su entorno, social por naturaleza, importante para su comprensión desde acciones concretas, que influyen en el desarrollo de estos conocimientos (como se citó en Alea, 2005). En el caso de los estudios e investigaciones recopiladas (Sosa et al., 2010; Issac et al., 2011; Montaño et al., 2014; Vacio, 2017; Montaño et al., 2014; Montaño et al., 2019; Abasto et al., 2020; Chulla, 2022), es evidente que existen algunos vacíos para llegar a una profunda comprensión y generación de ideas por parte de los estudiantes para conceptualizar el componente ambiental, el cual pareciera perder su esencia y dinamismo en el aula, reflejando las dificultades que la educación ambiental ha tenido desde sus inicios, lo que se traduce como un proceso instrumental (Ulibarry, 2016), carente de reflexión, contextualización y participación, de acuerdo con González (2007), debido al inapropiado tránsito por los sistemas educativos, relegándose a la subordinación de las corrientes dominantes.
Finalmente, conforme a Castro (2001), el comportamiento ambiental es la acción que realiza una persona, de manera personal o colectiva, favoreciendo la conservación de los recursos naturales para obtener una mejor calidad del medio ambiente. Según esta definición, se puede pensar que los estudiantes no están emprendiendo suficientes acciones que propendan al cuidado y conservación de la naturaleza (Kibert, 2000; Sosa et al., 2010; Issac et al., 2011; Montaño et al., 2014; Vacio, 2017; Orbegoso, 2017; Celdran et al, 2018; Alarcón y Llorente, 2019; Vásquez et al., 2019; Montaño et al., 2019; Abasto et al., 2020), lo cual se refleja en los contextos educativos, a través del desperdicio de agua, de electricidad, al no reciclar, con la generación excesiva de residuos, influenciado en parte, por la interacción que los niños y jóvenes tienen con las personas con quienes se relacionan, sean sus pares, familiares, profesores, entre otros; también al considerar los ingresos familiares o situación socioeconómica de la familia (Issac et al., 2011), los procesos educativos en los que han transitado, entre otros.
Según los anteriores componentes, las investigaciones muestran que el hecho de habitar un espacio específico donde una persona se desarrolla y desenvuelve, en el caso de un joven de zona rural, sería un factor que incide en la comprensión del ambiente, al expresarlo desde sus actitudes (Abasto et al., 2020; Sosa et al., 2010) y comportamientos (Chulla, 2022), debido a la cercanía de la naturaleza (Yami et al., 2019); mientras que Tikka et al. (2000, como se citó en Vacio, 2017) contrasta lo anterior, mencionando que las personas que viven en ciudades muy pobladas, suelen tener una cultura ambiental positiva, debido a las problemáticas que experimentan por la carencia de recursos, ya sean naturales o económicos, siendo un factor influyente en la concienciación sobre la interdependencia del ser humano y el medio ambiente.
En cuanto al género, se visibiliza una estrecha relación entre el género y la concepción de la relacionalidad con lo ambiental, tanto en actitudes (Kibert, 2000; Abasto et al., 2020; Isaac et al., 2011), como conocimientos (Kibert, 2000; Abasto et al., 2020) y comportamientos (Isaac et al., 2011). La mujer muestra mayor sensibilidad al componente ambiental, sobre todo en actitudes (Kibert, 2000; Isaac et al., 2011; Celdran et al., 2018; Abasto et al., 2020), en alguna medida puede tener relación con los procesos históricos que se han desarrollado en torno al género, a través de elementos vinculativos que le confieren sensibilidad, empatía, relaciones armónicas y conexión, lo cual transciende el concepto ambiente y se vincula más a las prácticas culturales hegemónicas (Díaz, 1994; Paladino et al., 2005).
Respecto al grado escolar (Chulla, 2022) y programas de formación (Abasto et al., 2020; Alarcón y Llorente, 2019; Celdran et al., 2018; Isaac et al., 2011; Sosa et al., 2010) que siguen los estudiantes, se evidencia que estos elementos generan un aporte a la concepción de ambiente, sobre todo si los programas asocian el área y temáticas de ciencias naturales (Issac et al., 2011; Alarcón y Llorente, 2019; Abasto et al., 2020), al igual que podría estar de la mano con las buenas actitudes manifestadas para la comprensión existente de la relacionalidad entre el ser humano y su entorno, desde un nivel de complejidad que se va gestando y el mayor grado de afinidad hacia la naturaleza.
Por otra parte, el componente ambiental se ve influenciado por el poder adquisitivo de los grupos sociales, lo cual indica que, al tener menor poder adquisitivo, sus actitudes (Isaac et al., 2011) o comportamientos (Vacio, 2017), reflejan una conexión más amable con el ambiente, desde el reconocimiento de aquello que se tiene y de las dificultades experimentadas en el día a día.
Es preocupante que al analizar el índice o nivel de cultura o alfabetización ambiental en las investigaciones rastreadas, el componente comportamiento ambiental sea el más bajo, respecto a los criterios establecidos por los autores, que refleja las interacciones que actualmente el ser humano tiene con el ambiente, evidenciando la crisis ambiental que se suscita en los territorios, desde el paradigma modernista que difumina la interdependencia del ser humano con la naturaleza (Leff, 2004), planteando un reto para la educación, el ser un puente para establecer una conexión armónica del ser humano con su entorno natural.
Procesos de intervención para el fortalecimiento de la cultura ambiental
Al revisar e indagar en estas investigaciones, se evidencia que existen estrategias que se han aplicado, fortaleciendo en alguna medida los procesos de alfabetización ambiental, también trastocan algo del acaparador paradigma modernista; además, han posibilitado optar por otras formas de construir el conocimiento, desde la teoría, la práctica y la interdisciplinariedad, asumiendo el desafío de concebir al ambiente desde un amplio y complejo panorama, para llegar a entender la cuestión ambiental desde la transversalidad (Fernández-Lezama et al., 2023), y fortalecer a edades tempranas los cimientos de niños y niñas, permear en sus actitudes y construir un conocimiento situado, que pueda verse reflejado en sus comportamientos, así, al momento de ejercer un rol social, lleguen a demostrar una verdadera cultura ambiental.
Es posible observar cómo los autores evidencian que las nuevas tecnologías son aliadas clave en el fortalecimiento de los procesos ambientales, a través de programas y software diseñados para movilizar situaciones contextuales. Estas herramientas permiten generar reflexiones a partir de la interacción entre el conocimiento y los problemas ambientales. Un ejemplo de ello son las redes sociales (Quijandría, 2021), como las piezas publicitarias de la WWF, que facilitan que los jóvenes cuestionen el consumismo como forma de contaminación ambiental y extracción de recursos. También destacan el uso de videos formativos o educativos enfocados en problemáticas ambientales (Becerra y Valderrama, 2017), los cuales impactan la percepción del problema en niños y niñas, y les brindan la oportunidad de plantear alternativas de solución. Otra estrategia relevante es la gamificación con fines proambientales (Pascuas et al., 2021), que enseña e invita a los estudiantes a adoptar actitudes y comportamientos responsables respecto a la disposición adecuada de los residuos tecnológicos. Finalmente, los podcasts (Villafuerte, 2020) utilizados como estrategia didáctica pedagógica, contribuyen al fortalecimiento de la conciencia ambiental en los estudiantes. De esta manera, las nuevas tecnologías se convierten en herramientas al servicio de la transversalización de la educación ambiental, fomentando así, la participación de los sujetos en formación desde las situaciones vivenciadas en sus contextos.
Igualmente, es importante señalar, cómo los procesos de intervención a través de la investigación de problemáticas contextuales, relacionadas con el entorno y la experiencia, aportan a la construcción de cultura ambiental. Por una parte, los autores Álvarez y Vega (2009), Anaya y Gómez (2020), Maestre (2021) y Yangali et al. (2021), sitúan problemas específicos dentro de sus realidades escolares, para analizar y generar pensamiento crítico y reflexivo en sus estudiantes; de esta forma, establecer una ruta a partir de la cual se fortalecen sus actitudes y conocimientos, para conducir a la solución de estas problemáticas y así, que desarrollen habilidades que les permitan gestar comportamientos proambientales. Por otra parte, autores como Hernández et al. (2022) y Luna et al. (2020), demuestran que cuando los jóvenes tienen una experiencia directa con la naturaleza, con un propósito claro, se gesta una comprensión situada del ambiente, que les permite potenciar el compromiso con su entorno y con una forma más sustentable de habitar los territorios.
De otro lado, los procesos de intervención asociados al trabajo social, comunitario y/o con la familia (Paso y Sepúlveda, 2018; Espejel y Castillo, 2019; Zárate et al., 2013), evidencian cómo la articulación escuela, familia y comunidad, son un elemento contundente que proporcionan confianza, además de apoyo y respaldo frente a las situaciones o problemáticas abordadas; también, permiten escuchar la voz de los jóvenes desde su perspectiva y participar del cambio social, incluso, desde el conocimiento de las políticas existentes y de las posibilidades de transformación de sus realidades socio-ambientales.
La escuela articulada con la comunidad y la familia, como se muestra en la investigación de Paso y Sepúlveda (2018), posibilita estrategias lúdico-pedagógicas que permiten enseñar, a partir de la construcción colectiva, con criterios de educación ambiental y comunitaria, calidad de vida y cultura de la no basura. Con la participación de todos los actores se generan compromisos que se ven reflejados en la debida gestión de los residuos sólidos dentro del contexto escolar, familiar y comunitario. Por otra parte, en la investigación de Espejel y Castillo (2019), se lleva a cabo un Programa Ambiental Familiar (PAF) donde los estudiantes involucran a su familia desde practicas viables que incidan en el cuidado de su entorno escolar y comunitario, también se concluye que la educación ambiental debe ser bidireccional, de padres a hijos y de hijos a padres. Finalmente, la investigación de Zárate et al. (2013) muestra cómo al crear redes juveniles, se propician espacios participativos y comunitarios para la construcción socioambiental de territorio, orientados a la paz de sus pobladores, en función de la naturaleza y las relaciones humanas, teniendo en cuenta la visión ancestral muisca.
Factores asociados a la cultura ambiental
En esta dimensión, se evidencian factores que desde las especificidades del modelo educativo de transmisión, han quedado supeditados a formas efímeras de comprensión de lo ambiental, al convertir la educación ambiental en un instrumento mediador de conceptos sin reflexión ni contexto; propiciando así, una concepción de naturaleza como canasta de recursos (Gudynas, 2002), revelando los problemas aún no resueltos por la educación ambiental y, a su vez, mostrándola como un campo emergente (González, 2007). Es por ello, que en los contextos educativos se puede evidenciar cómo el factor nota o valoración numérica (Ccoyto, 2018) se convierte en un común denominador que no permite avanzar hacia la racionalidad ambiental, y a la comprensión del ser humano como parte de un sistema (Correa et al., 2016; Mera, 2003), sino que lo ubica en la cima de la pirámide.
Se destacan estudios sobre la relación de las actitudes y su influencia en los comportamientos, conductas y/o intenciones, como en los estudios de Ardines et al. (2022); Blanco et al. (2019); Castro (2001); Herrera et al. (2016); Miranda (2013); Spinzi et al. (2017); en los estudios de Favara y Moreno (2020) se encontró que los jóvenes apáticos a las problemáticas ambientales, a estar en contacto con la naturaleza y conocer sobre ella, son menos proclives a las conductas ambientales favorables y viceversa; mientras que Coral y García (2023), Correa et al. (2016) y Mera (2003), indican que otro factor determinante de la cultura ambiental es la manera de abordar la educación ambiental en los contextos educativos, que impide gestar un conocimiento ambiental situado, crear valores ambientales y conducir a prácticas sostenibles.
Entonces, factores evidenciados por algunos autores (Ardines y Atencio, 2022; Blanco et al., 2019; Castro, 2001; Ccoyto, 2018; Correa et al., 2016; Coral y García, 2023; Favara y Moreno, 2020; Herrera et al., 2016; Mera, 2003; Miranda, 2013; Quinn, 2008; Spinzi et al., 2017), son más bien un reflejo de un proceso que debe cuestionarse, desde el contexto emergente, especialmente el educativo, porque muestran una relación de satisfacción de necesidades, de adquisición de recursos naturales, de hombre naturaleza, al fin de dicotomía, que no transcienden a un plano dinámico de interdependencia.
Estudios sobre estrategias para fortalecer la cultura ambiental
Los estudios revelan que la implementación de estrategias educativas en los procesos de enseñanza-aprendizaje (Bustamante y Vergara, 2017; Ñaccha, 2020; Ponce, 2022), al articular las áreas del conocimiento para fomentar la interdisciplinariedad, y contar con docentes capacitados, apoyo institucional, recursos materiales y financieros, tiene un impacto significativo en el fortalecimiento de la cultura ambiental. Esto se logra mediante la práctica participativa de los estudiantes, involucrando a padres, sectores de la comunidad e instituciones relacionadas con estos objetivos. Dicho enfoque potencia las estrategias implementadas en las instituciones educativas, permitiendo un enfoque holístico en el desarrollo del trabajo. De esta forma, se responde de manera transversal a las problemáticas ambientales. Además, los autores coinciden en la necesidad de políticas que respalden estos procesos, asegurando el éxito de las iniciativas propuestas.
Como las investigaciones demostraron, no puede establecerse radicalmente que las actitudes, los conocimientos y los comportamientos sean totalmente definitorios de la generación de una cultura ambiental, pero son dimensiones que juegan un rol importante al momento de fomentar la cultura ambiental situada, porque las actitudes generadas por las creencias o costumbres de las comunidades, los conocimientos del antes, del ahora y del qué podría ocurrir, se evidencian como fundamentales a la hora de determinar patrones conductuales sobre el medio ambiente.
De acuerdo con los estudios analizados, para algunos autores la alfabetización ambiental que fue revisada como un indicador de cultura ambiental, no se vería fuertemente influenciada por las actitudes, los conocimientos y los comportamientos ambientales ya establecidos; para tener esta consideración, sería necesario hacer más estudios al respecto, e incluir otros factores que también tienen algún grado de influencia en su concepción sobre la naturaleza, tales como, la condición socioeconómica, el género, el tipo de ubicación geográfica y zona de residencia, el nivel educativo, entre otras. Al hacer alusión a estos aspectos, se evidenció cómo la cultura es influyente en estos procesos de alfabetización ambiental, acogiendo al sujeto en un contexto donde prevalecen costumbres, creencias y tradiciones (Miranda, 2013), en el cual la persona se desenvuelve, lo que genera procesos mentales que conllevan a un determinado pensamiento y accionar frente al medio ambiente.
En los procesos de intervención, como se evidenció en esta dimensión, es importante la asociación que se le da a la teoría con la práctica, lo cual posibilita proyectar una cultura ambiental permeada por estrategias, no solo asociadas con TIC, investigación y participación comunitaria dentro de las realidades sociales, sino formar un collage de ellas, que permita fortalecer desde los proceso educativos, la cultura ambiental, donde a partir del rescate de la cultura autóctona y la experiencia vivida dentro de los territorios, se puedan replantear los actuales patrones de consumo. Además, reconocer las problemáticas existentes que podrían verse acentuadas si no se hace nada al respecto; es por esta razón que los procesos en los territorios, deben facilitar la reflexión acerca de muchas problemáticas que podrían generar conocimientos significativos desde el quehacer pedagógico y llevar a la construcción de pensamiento crítico, para influir en las decisiones de las y los estudiantes, sujetos sociales en formación y generar transformación acerca de los modos de habitar la tierra, influyendo directamente en sus comportamientos.
A través de la articulación de los procesos de intervención educativos, con diferentes miembros de la comunidad educativa, con la idoneidad para adelantar procesos de transformación socio-ambiental, los estudiantes podrían generar cambios en la percepción del mundo, donde la cultura tiene una marcada influencia en su cosmovisión, desde el restablecimiento de patrones mentales ya establecidos, comprendiendo que las actitudes, los conocimientos y los comportamientos son dinámicos (Castro, 2001), al igual que los referentes culturales. Estos procesos de intervención, a partir de la investigación, la incorporación en los territorios y en los espacios naturales, el uso pedagógico de las nuevas tecnologías, la lúdica para despertar las emociones, la articulación con entidades públicas, privadas y de tipo gubernamental, se convertirían en una congregación de elementos que pueden llevar a la dinamización de una verdadera cultura ambiental. Dicho aspecto podría responder a los vacíos que ha dejado la educación ambiental en los contextos educativos de los países latinoamericanos.
La incorporación de un diálogo entre la escuela, los jóvenes y la familia podría fortalecer las estrategias ambientales y, a su vez, la conciencia ambiental y los valores ambientales, los cuales se gestan en la familia y se refuerzan en la escuela. De esta manera, se impactaría a nivel comunitario, aunando esfuerzos que seguramente repercutirán en hábitos tangibles que generen armonía y equilibrio en el medio ambiente y, con ello, la convivencia pacífica de las comunidades.
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[1] Artículo derivado del proyecto de investigación “Dinamización de la cultura ambiental desde la media de la Institución Educativa Pio XII de Mocoa, Putumayo: una propuesta alternativa y colectiva para la Amazonía”
[2] Magíster en Gestión de la Tecnología Educativa, Universidad de Santander; Doctoranda en Educación y Cultura Ambiental de la Universidad Surcolombiana. ORCID: https://orcid.org/0009-0000-2765-8679. E-mail: paolaviviana.putumayo@gmail.com, Mocoa, Colombia;
[3] Doctora en Educación y Cultura Ambiental, Universidad Surcolombiana. Directora del Grupo de Investigación Impulso, Universidad Surcolombiana. ORCID: https://orcid.org/0000-0003-2214-7487. E-mail: catalina.trujillo@usco.edu.co, Neiva, Colombia.
[4] Doctora en Personalización y Cambio social, Universidad de Toulouse II-Le Mirail. Docente investigadora del Centro de Investigación Transdisciplinar en Psicología, Universidad Autónoma del Estado de Morelos, ORCID: https://orcid.org/0000-0002-0401-8414. E-mail: esperanzal@uaem.mx, Cuernavaca, México.
[5] Según el Ministerio de Educación Nacional (MEN), el sistema educativo contempla la educación inicial, la educación preescolar, la educación básica, la educación media y la educación superior.
[6] Hace referencia, según la ley general de Educación en su artículo 35, a educación básica, media superior y superior, en Colombia.